Baile de marcada ascendencia africana propio del litoral Caribe. Fue introducido en tiempos pretéritos a lo largo de las orillas del río Magdalena por pescadores de un teleósteo denominado mapalé. En sus orígenes fue una danza de labor ejecutada en las noches y amenizada con toques de tambores yamaró y quitambre, las palmas de las manos y el canto. Con posterioridad se produjo una transformación de su temática, atribuyéndole un énfasis de regocijo con carácter sexual y asignándole la evolución frenética que hoy presenta. La coreografía actual mantiene rasgos de su esencia africana en la parafernalia, tanto en el vestuario, que es en extremo sencillo, como en la presencia del machete, instrumento de trabajo utilizado para el procesamiento del pescado.
El mapale es una danza de pareja suelta. Se baila con pasos cortos, ritmo acelerado y palmoteo constante de los bailarines. Las rutinas se inician con la formación de dos filas individuales una frente a la otra, por parte de hombres y mujeres, para efectuar avances hacia delante y hacia atrás. Continúa con posturas de exhibición libres e individuales de los hombres con el propósito de agradar a sus parejas, quienes se turnan para corresponder los enfrentamientos. Los movimientos son frenéticos y con un alto contenido de erotismo. Los de las mujeres son un tanto diferentes y se destacan por ser más excitante.
VESTIMENTA:
- Vestuario del Hombre
Lleva un pantalón que llega a la altura de los talones, en ocasiones adornada con flequillos o arandelas en la boca de la pierna. El vestuario, tanto de hombre como de mujer, va de acuerdo a la danza y puede presentar variaciones de un grupo a otro.
- Vestuario de la mujer
Usualmente en las danzas del negro las mujeres llevan faldas cortas, con flequillos o volantes pequeños que adornan el movimiento acelerado de sus caderas. Lucen zapatos planos o van descalzas y llevan turbantes de banderas en la cabeza.
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